
Al azabache se le atribuyen propiedades mágicas desde hace siglos, como así lo afirmaba el historiador romano Plinio.
Antiguas son las creencias que aseguran que este fósil jurásico protege del mal de ojo. Por lo que es tradición ponérselo a los niños para su protección en forma de cigüa.
La cigüa más conocida es una mano tallada en el azabache. Tallada de forma que el puño coloque el dedo pulgar entre el dedo índice y corazón.
Pero en general, hay Cigüas de diferentes formas como la que veremos a continuación.
Tallado de una cigüa paso a paso
A un pedazo del tamaño adecuado de azabache jurásico de Villaviciosa, se va quitando material a grandes rasgos para acercar un poco la forma de la pieza a lo que queremos.
Seguidamente observamos como en la pieza en cuestión se hacen las marcas pertinentes para darle los primeros rasgos de detalle a la pieza.
Continuamos dándole la forma al material siguiendo las líneas que se han trazado previamente. Agujeros y líneas rectas que no tengan un dibujo muy sinuoso, serán susceptibles del uso de la segueta.
Después se continúa dando forma a todo el contorno de la pieza con el micromotor siguiendo las líneas trazadas del principio.
Es conveniente disponer de un dibujo o foto previos en papel por si perdemos alguna línea hecha en la pieza ya que esto podría provocarnos dudas a la hora de dar forma a la cigua.
Una vez finalizado el proceso de tallado, se procede a un fino lijado y posteriormente, para finalizar, se pule la pieza para darle ese brillo tan especial que solo el azabache jurásico nos ofrece y que ningún lignito te dará.
Espero que hayáis disfrutado descubriendo más cosas del proceso de fabricación de esta fascinante pieza mágica de la cual se cuentan muchos misterios en la mitología asturiana.
Un fuerte abrazo y hasta la próxima entrada.